Memorias de un calamar

Los calamares tenemos poca memoria y mucha tinta. Seguramente una cosa es consecuencia de la otra, y así podemos escribir lo que de otro modo olvidamos.

domingo, enero 29, 2006

Maniáticus

Bueno, la Xurri me ha puesto unos deberes.
Más vale tarde que nunca.
No sé por donde empezar, tengo un montón de manías y debo resumirlas en 5.

Vámonos!!

Desayuno- El café con leche de la mañana, es obligado. Normalmente suele ser el único que tomo durante el día. Pero es de obligado cumplimiento. Lo acompaño con mueslis y kornflakes.


Mirada perdida- Esta manía suele ser, aparte de otra, entre las más odiadas por mis amigos.
Me cuesta mucho concentrarme en un local donde suene música. En las conversaciones acabo flotanto, es como un pequeño viaje astral, pero en un local y con gente.
No se la duración, a veces es alguien me aterriza de golpe, otras yo mismo aterrizo placidamente y reentro en la conversación, como el mar en la arena.

El queso- Que rabia me da, no me gusta. Sólo consigo comer la mozzarella de la pizza, i el
Parmiggiano rallado en la sopa. Con esto me pierdo aproximadamente, un 60% de platos que hay en las diferentes gastronomías(o más).
A parte, a la gente le encanta, debe ser un placer comer queso, y yo no puedo acceder a él. Como otro placer al que no accedo hace tiempo, pero no diré qual es.

Los ratones- No veo nada exagerada la clásica imagen de un elefante encima de una silla cuando ve a un ratoncito. Yo hago lo mismo.
Creo que me podría enfrentar a las más atroces criaturas imaginadas, pero el ratón me puede....aaaahhhhhhh!!!! (grito gutural muy estridente casi femenino).

La limpieza en la cocina- No soporto las cocinas sucias, puedo tener la casa desordenada, pero el lugar donde se manipulan los alimentos, es algo sagrado. Tengo mis manías en cuanto a algunos restaurantes chinos, bares oliosos, o restautantes poco higiénicos.

He aquí cinco...bufff y las que quedan....

miércoles, enero 18, 2006

Do menor


Me siento feliz, lleno de música.
Me acaricia suavemente, y empieza a entrar en un mundo inescrutable.
Se deja llevar, fluye. Los martillos golpean, seducen las cuerdas una detrás de otra, sin descanso.
La "Patética" suena, retumba, estremece los muros de la habitación.
La explosión de sentimiento es inevitable.
Cierra la tapa, antes que una lágrima, pueda estropear mis teclas.