Memorias de un calamar

Los calamares tenemos poca memoria y mucha tinta. Seguramente una cosa es consecuencia de la otra, y así podemos escribir lo que de otro modo olvidamos.

domingo, febrero 26, 2012

Viento caprichoso

Zarandeado, perdido voy vagando por las olas del mar.

Hace tiempo que dejé el timón, y ahora es el viento que designa mi camino . Ni las estrellas ni la brújula, sólo el viento.

Es un viento nuevo, fresco, que reaviva mi cara, que crea nuevas imágenes y nuevos sueños. Después de días zozobrando por el mar, descubro que no llego a ningún lado, la tierra firme se resiste a aparecer. Solo tengo la certeza de una estela espumosa por donde he venido, pero no se hacia donde voy.

Llevo días dejándome arrastrar, pero me atormenta el sonido del timón, chirría, se queja, me llama y se lamenta. Hago oídos sordos, y solo escucho el mar.

Miro mis manos, resecadas por el sol, pero fuertes de haber sujetado el timón . Estirado miro el sol que me ciega, aprieto los párpados, entonces, destellos luminosos aparecen en mi retina. Mis manos friegan mi cara, y pienso…..”ánimo es hora de espabilar, no puedo dejar mi destino en manos de un viento caprichoso.”

Con fuerzas renovadas hundo mi cabeza en el agua, mi cuerpo se electriza, ahora lo tengo claro.

Agarro el timón con fuerza, ya no gime...me sonríe.

domingo, enero 22, 2012

Sal

Distraído, oigo ruidos.

Arrastra la puerta tras de sí, los tacones dibujan el itinerario establecido.

Cada día a las cinco y treinta y siete entra en casa.

Puedo adivinar hacia donde van los pasos, primero recorre el comedor, entra en la habitación, se descalza, sale directa hacia la cocina, pero ahora ya no suena el golpe firme y deciso de los tacones, sino un grave pero pequeño retumbar de talones desnudos golpeando la madera.

Distraído, oigo ruidos.

Separados por un estrato de hormigón, creo poder oler hasta su perfume que quedó impregnado en mí, el día que coincidimos en el ascensor, donde un corto y frío “hola” fueron sus únicas palabras.

Distraído, oigo ruidos.

Se perfectamente que pasará ahora, los talones se dirigen hacia otra zona de la casa, espero esos acordes... no cambian... espero escuchar esa voz en la lejanía, Sting amortiguado revolotea sobre la melodía, “Dienda” comienza a caminar, no oigo las escobillas voltear sobre la caja, solo Sting i el piano.

Abro la ventana, coches, niños, aire, entran en mi casa, me sacan de mis pensamientos y Sting desaparece.

Sonrío y ese pequeño esbozo de felicidad me da ánimos para subir y pedir: “Tienes un poco de sal?”


miércoles, enero 11, 2012

Rigatoni y arena

El estadio estaba lleno, eran las finales de triple salto.

Las banderas hondeaban al viento, la tensión entre los saltadores se podía notar en algunos por sus músculos tensos, otros eran de sonrisa fácil.

Rigatoni calentaba en una banda, estaba concentrado en sus movimientos mecánicos, aprendidos durante años e interiorizados de forma automática.

Llevaba cuatro años esperando las finales. El camino para llegar a ellas, tampoco fue fácil.

Los entrenamientos solían ser duros, largos trotes para empezar, luego carreras para coger fondo, y finalmente depurar la técnica.

Eran muchos saltos, batir la tierra de forma repetitiva, una dos, veinte veces.

Caídas sobre tierra humeda, para acabar viendo sonreir el cielo.

Primeros saltos, los gritos acompasaban los corredores.

Rigatoni con mirada fija contaba los pasos.

Afortunadamente pudo llegar a las finales, otros habian quedado por el camino.

Era el momento decisivo, Rigatoni cogió carrerilla, la línea blanca se acercaba tremulosamente, primera batida, fue más fácil de lo que pensaba, volaba pero los pensamientos frenaban la inercia, “si me clasifico todo cambiará, vendrán largos viajes, eternas promociones de prendas deportivas y bebidas isotónicas, prensa, radio".....pafffff, segunda batida, la altura era la adecuada “mi rutina se alterará, nuevos cambios, nuevas gentes", el pequeño mundo creado a base de años y rutinas se desmonoraba......pafff, tercera batida, nunca imaginó que el peso de una medalla tan pequeña llevara una carga tan pesada.

La caída fue dura, finalmente el corto trance fue agitado por el el sabor de arena en la boca.

viernes, mayo 05, 2006

Pereza

Maramiáu perche sei morto
pane e vin, non ti mancava.
L´insalata era nell´orto.
Maramiáu perche sei morto.


Ni idea del autor!!

lunes, abril 10, 2006

Lobo Lopez

Hay historias que empiezan con el sol y acaban con la luna,
Esta empezó con los Deat cab for cutie, y acabó con Cold Play.
Harto de ser hielo, intentó ser agua.
Quiso volar, pero no arriesgó como Icaro.
Mientras a que a Icaro se le deshacían las alas,
A él se le helaba hasta el aliento.
Y no es que fuera invierno, era primavera.

El Sr. Pienso, volvió a subir por el pasillo,
era la cuarta vez que realizaba el itinerario,
cinco pasos, parar, dos pasos mas, rascarse
la ceja.
Si sus pies iban a dos por hora, y la cabeza iba a mil.
Hasta notó un pequeño humo salirle por la orejas.
Pero no sacaba nada en claro, sobre un mismo hilo conductor
aparecían siempre diferentes opciones.

La Sra. Amada, esperaba una decisión, un gesto,
una sonrisa, algo donde cogerse.

Pero el Sr. Pienso volvió a bajar el pasillo, se fue al comedor,
Se agachó y apretó el PLAY.

En una habitación demasiado vacía, y con las persianas bajadas,
sonaba “Speede of Sound” (Cold Play) con demasiado “reverb”.

lunes, marzo 27, 2006

Curioso fin de semana

Pasé el fin de semana en la montaña.
Sobre la ruta todo eran expectativas, dudas, hasta algún pensamiento inquietante.
Me equipé para la ocasión, me embadurné de un pegajoso hunguento repelente de mosquitos. El día pasó rápido, como el recreo para los niños.
Yo esperaba la noche.
Y como de costumbre en el bosque, los sonidos de la noche, empezaron a crecer, llenando cada hueco, sin dejar apenas espacio entre las hojas.
Pero todos tomaron posición, el viento, las ramas, el coro de insectos, las hojas, todos afinaban con prisas.
Y empezó como un susurro "pianissimo", los insectos comenzaron a crear la melodía, y la sinfonía empezó a moverse a tiempo de rachas de viento.
Me apoyé contra un arbol extasiado para gozar, para beber la "banda sonora" de esa noche.
Aparecieron dos refulgientes luciérnagas, me miraron con sonrisa maliciosa, y se movían a tiempo de 5/4. Se adelantaban a los movimentos, suplantando al director.
Fui hipnotizado, y hasta una de ellas me hizo un guiño con el ojo.
Fui cautivado por ellas, como canto de sirenas.
No podía dejar de mirarles los ojos, brillaban y sonreían.
Con ellas vi el amanecer, sus ojos eran mis ojos.

domingo, febrero 12, 2006

Cemento "amado"

Crish .. crash... ruido de palas....rushhhh!!!

Por fín me he visto.
El agujero que tenía parece haberse cerrado.
Era grande, profundo, frío y hasta el eco, a veces se perdía.
Lo veía cada mañana al afeitarme.
Apareció el mismo día que te fuiste.
Entre el corazón y la última costilla flotante.

He tenido que amasar grandes dosis de cemento para cerrarlo.
Crish...crash...ruido de palas....rushhh!!

Pero bastó con enemorarme de la vida cada mañana.

Hay días secos que el cemento fragua más rápido, ese día se hace cuesta arriba,
y alguna pala se rompe.

Crish...crash... ruido de palas....rush!!!

Hoy he vendido las palas.
Ya no hay ruido.
Ni agujero

bumm..bummmm... late de nuevo