Memorias de un calamar

Los calamares tenemos poca memoria y mucha tinta. Seguramente una cosa es consecuencia de la otra, y así podemos escribir lo que de otro modo olvidamos.

miércoles, enero 11, 2012

Rigatoni y arena

El estadio estaba lleno, eran las finales de triple salto.

Las banderas hondeaban al viento, la tensión entre los saltadores se podía notar en algunos por sus músculos tensos, otros eran de sonrisa fácil.

Rigatoni calentaba en una banda, estaba concentrado en sus movimientos mecánicos, aprendidos durante años e interiorizados de forma automática.

Llevaba cuatro años esperando las finales. El camino para llegar a ellas, tampoco fue fácil.

Los entrenamientos solían ser duros, largos trotes para empezar, luego carreras para coger fondo, y finalmente depurar la técnica.

Eran muchos saltos, batir la tierra de forma repetitiva, una dos, veinte veces.

Caídas sobre tierra humeda, para acabar viendo sonreir el cielo.

Primeros saltos, los gritos acompasaban los corredores.

Rigatoni con mirada fija contaba los pasos.

Afortunadamente pudo llegar a las finales, otros habian quedado por el camino.

Era el momento decisivo, Rigatoni cogió carrerilla, la línea blanca se acercaba tremulosamente, primera batida, fue más fácil de lo que pensaba, volaba pero los pensamientos frenaban la inercia, “si me clasifico todo cambiará, vendrán largos viajes, eternas promociones de prendas deportivas y bebidas isotónicas, prensa, radio".....pafffff, segunda batida, la altura era la adecuada “mi rutina se alterará, nuevos cambios, nuevas gentes", el pequeño mundo creado a base de años y rutinas se desmonoraba......pafff, tercera batida, nunca imaginó que el peso de una medalla tan pequeña llevara una carga tan pesada.

La caída fue dura, finalmente el corto trance fue agitado por el el sabor de arena en la boca.

1 Comments:

Anonymous Anónimo anotó esto...

Tornes a escriure!!!
Pobre rigatoni, quins pesos que carrega...
ptonets
K

enero 15, 2012 7:10 p. m.  

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